Francisco Pérez Sánchez

Son muchos los años de experiencia a tus espaldas relacionados de una u otra manera con el teatro ¿Cómo empezaste? ¿Quién te introdujo en esa pasión?

Soy antiguo alumno de Salesianos y el teatro en estos colegios es un punto fuerte de su actuación pedagógica y eso me marcó, aunque nunca llegué a hacer teatro con ellos. Sería años después, con los Franciscanos de Albacete con quienes formamos un grupo de teatro, “Alvernia”. Fue durante el verano de 1978. Desde entonces hago teatro aficionado.

¿Cuántos años dirigiendo alumnos en esta actividad?

En el año 1990, las Dominicas de la Anunciata, me dieron la oportunidad de trabajar en este colegio a través de una actividad extraescolar de teatro. Comenzamos con seis alumnos. Han venido funcionando en el Centro con mayor o menor continuidad, cuatro o cinco grupos de teatro. Hubo cursos que estuvieron inscritos más de 90 alumnos, incluyendo padres, profesores, alumnos y antiguos alumnos.

¿Qué les aporta a tu juicio esta experiencia a nivel personal?

El teatro es una escuela en la que se aprende a vivir. Interpretar un personaje te obliga a empatizar, observar, criticar, reír, llorar, odiar y amar como esa persona a la que representas. Por lo tanto hacer teatro te da la oportunidad de vivir en la piel de los distintos personajes; en la mayoría de ocasiones, éstos son muy diferentes psicológicamente a ti. Eso es lo que, a mi modo de ver, hace grande al teatro, desde esta perspectiva.

¿En qué medida el teatro -tanto verlo como hacerlo- puede ser una buena herramienta pedagógica con los alumnos en las distintas áreas?

Apuesto por la asistencia al teatro, sobre todo aquél que aporte ideas válidas para la vida pero más importante todavía es atreverse a hacerlo. Es una actividad cooperativa como ninguna otra. Saber que a todos nos sale bien o no, sin individualismos, es esencial para la formación del alumno. Como lo son aspectos tan importantes como la puntualidad, el superar las dificultades – entre todos-- que el montaje plantea y la propia vivencia del argumento. Todos estos ingredientes hacen del teatro una herramienta educativa de primer orden.

El teatro es una actividad que en vuestro colegio se articula con el resto de las actividades del centro ¿de qué manera?

Está presente en la Navidad, en los proyectos pedagógicos que llevamos a cabo, algunos se evalúan confeccionando una pequeña escena teatral. En los primeros cursos de la ESO se evalúan Unidades Didácticas a través de escenas. Es cierto que hay una cultura teatral interesante en el Centro, a la que ya se han sumado algunos profesores.

El teatro que hacéis en Albacete tiene unas características especiales ya que os servís de un recurso original como son las marionetas o el teatro negro ¿puedes hablarnos de ello?

Es una necesidad que parte de la falta de espacio en el escenario pero también es cierto que nos hemos dado cuenta de que cada vez la gente (mayores y pequeños) escucha menos y por tanto las marionetas y el teatro negro se convierten en estímulos visuales muy importantes para seguir una historia.

¿Qué proyectos habéis realizado en el pasado y cuáles os tratéis entre manos en la actualidad?

Aunque en el currículum del Taller de Teatro del Colegio figuran más de 65 montajes en todo este tiempo, algunos de ellos fracasaron (y también aprendimos mucho de ello) han sido dos trabajos los que han marcado la trayectoria del taller. El primero fue Cor Net (vida y obra del Padre Francisco Coll, fundador de las Dominicas de la Anunciata). La estrenamos en nuestro Colegio en 1999. Hicimos 54 representaciones y asistieron cerca de 16.000 espectadores. El montaje viajó por España (Vic, Oviedo, Xátiva), Uruguay y Argentina. Una experiencia inolvidable.

El segundo trabajo ha sido uno más reciente. Hemos adaptado Mary Poppins y hemos tenido un éxito notable de público. Quizá de lo que más orgulloso me sienta sea, que la gente viene a ver nuestro teatro en familia y ése creo que debe seguir siendo nuestro camino.

El futuro inmediato pasa por un trabajo en el que estamos poniendo toda la ilusión. Contar y llevar a todos los rincones posibles la figura de un hombre excepcional: Santo Domingo de Guzmán. Hay mucho escrito sobre él, y además muy bueno, pero vamos a tratar de divulgar más su vida y su obra. En los tiempos que corren, creo que es de justicia y de necesidad que las nuevas generaciones conozcan hombres que deberían ser de gran actualidad y popularmente conocidos. Ése será nuestro gran objetivo: que las Comunidades Educativas de nuestros colegios conozcan todavía más si cabe las raíces de esta institución.

¿Trabajan profesores también en estos proyectos?

El teatro no se concibe sino en equipo. Siempre he dispuesto de la generosidad, yo diría que de la ilusión de muchos de mis compañeros. En cualquier caso, del apoyo de todos ellos. Desde la dirección del Centro, facilitando y animando la actividad, hasta los profesores de Música, Plástica, Ed. Física, Tecnología e Informática, Inglés, no solo como profesionales de esas materias, sino como compañeros y amigos comprometidos en la propia interpretación de los personajes.

Un Paseo por el Arte o La ruta del Quijote son experiencias formativas en las que incorporáis el teatro. ¿Puedes hablarnos de ello?

Cuando era alumno y nos llevaban a un Museo o estudiábamos historia del Arte nos dedicábamos a memorizar las claves artísticas del cuadro o la escultura y a reproducirlas en un examen. Por eso pensé que aprovecharnos de la técnica teatral para profundizar en los argumentos de las obras de arte, que los propios alumnos trataran esa información y la interpretaran, podía ser una buena actividad que sirviera para interiorizar esos cuadros y valorar así, de paso, el riquísimo patrimonio histórico-artístico que posee la Humanidad. Cada curso escolar, los alumnos de 4º de ESO del Colegio San Francisco Coll llevan a cabo esta actividad en el salón de actos con evidente éxito.

De la “Ruta de El Quijote”, que ya va por su XVIª edición, tendría que decir que es la “niña mimada” de todas estas actividades. También parte de una especie de fiasco personal. La primera vez que tuve que leer El Quijote, me aburrió soberanamente. Tenía 15 años. Más o menos la edad que ahora tienen mis alumnos. Ahora nos aproximamos a la obra cervantina a través de una antología de textos, de una selección de pequeños textos teatrales que interpretan los alumnos por los lugares cervantinos (Campo de Criptana, Puerto Lápice, Cueva de Montesinos, etc) en una jornada de viaje que les permite comprender y degustar esta gran obra de la Literatura Universal.

El teatro permite soñar despierto ¿Cuáles son tus sueños para el futuro?

Que la vida me permita mantener la ilusión para seguir haciendo teatro. Estoy convencido que es una actividad que permite soñar despierto, que aplicada a la educación nos puede aportar que nuestros alumnos sean más cultos, solidarios, críticos y auto disciplinados y que nuestros profesores trabajen más en equipo.


Muchas gracias por la entrevista y al colegio y a los alumnos participantes en esta actividad en las distintas obras y representaciones por vuestra ilusión y trabajo.

Entrevista realizada por Manuel Ángel Maestro
Responsable del Área de Marketing